Author: Esteban Casañas Lostal
| [ Next Thread |
Previous Thread |
Next Message |
Previous Message
]
Date Posted: 22:14:09 04/12/03 Sat
“””” DISIDENTES EN EL UNIVERSO DE LOS ASERES “””
Nunca estuve preso, fui un hombre totalmente libre y muy feliz allí donde no tenía que trabajar mi cerebro. Viví en un país donde alguien pensaba por mí, sentía por mí, hablaba por mí, y mis decisiones eran colectivas, otros levantaban la mano por mí ahorrándome ese sacrificio y gasto de energías. Vivía radiante de felicidad porque mi vida era silenciosamente controlada por un expediente laboral, cuidaba mi sueño un cederista, vigilaba a mi esposa una federada, y el estado era tan generoso que se encargaba de la manutención de mis hijos cuando arribaban a la secundaria.
En ese paraíso donde ese bienestar espiritual brota por los poros de cada ciudadano, pues allí, desapareció poco a poco la palabra amigo. Apareció una que luego fuera malgastada, me refiero a “compañero”, pero bueno, era usada solamente con fines sociales. En la intimidad de nosotros, hablo de los que formamos algo que una vez se llamó pueblo, al amigo se sustituyó por el socio, el asere, el ambia, el consorte, etc., pero nunca llegaron a ganar el valor de la palabra amigo.
Es que el asere es muy inestable en sus relaciones, un día está muy bien contigo y al otro no te mira al rostro, es como si llevara el peso de un tanque de guerra en cada pupila. No hablemos de las asambleas para repartir bonos de refrigeradores, o un televisor, o el derecho a una vivienda, en todas ellas tus aseres se convierten en enemigos, vuelan los trapos sucios, esos que una vez le confiaste pensando que eras su amigo.
Nunca estuve preso, pero tuve la oportunidad de visitar prisiones en Cuba, razones me sobran entonces para temblar cuando oigo las palabras “Cadena Perpetua”, no tiemblo tanto si me dijeran paredón, sería preferible perder la vida allí, donde quince años para un perro deben significar cien para un humano, porque la vida de un ser comparada con la de un perro en ese tiempo guardan muchas semejanzas.
Allí, en ese paraíso donde reinan los aseres y la traición se encuentra escondida detrás de una palabra, en esa limitada geografía custodiada por escualos vestidos de verde olivo, adornada de jineteras y pingueros, de consignas revolucionarias y guerras. Paraíso para el disfrute por parte de viejos verdes y vaginas arrugadas en cada invierno del norte, ojos que no ven nada, oídos sordos ante tanto desespero y mentes nubladas por la morbosidad de lo nuevo. Es allí donde es difícil ser disidente, hay que tener huevos, hay que ser verdaderamente macho para salir de un presidio y entrar de nuevo. Nunca estuve preso, pero al oír las palabras “Cadena Perpetua” tiemblo, rara sensación, es que nunca la había escuchado en mi tierra, donde la vida de un ser vale menos que la de un perro.
Los otros días me llegó un mensaje, me apena haberlo borrado después de leerlo, correspondía a una cadena de cubanos en su mayoría. En su indignación por las crueles condenas a las que han sido sometidos los disidentes cubanos, el encabezamiento de aquel mensaje era algo así; “Nombres que no debemos olvidar” Leyendo me encuentro con detestables personajes muy conocidos por toda la comunidad cubana de Miami, indeseables hienas que desde esta otra orilla, desarrollan su labor desinformadora y proselitista a favor del régimen que ha arruinado su tierra como nunca antes déspota alguno hiciera. Escupo sobre ellos y continúo, me indigna ver el nombre de un tipo que compartió un tiempo de escuela conmigo.
Yndamiro Restano, ¿quién lo iba a decir asere? Porque no me negaras que eres un asere. Este tipo que hoy ocupa tribuna junto a individuos tan anticubanos como el indeseable Luis Ortega, pues este asere fue disidente en Cuba. Yndamiro perteneció a la marina mercante cubana y se encontraba cursando estudios para oficial conmigo en la escuela de Jaimanitas, pertenecíamos al mismo grupo. Creo en su segundo viaje a bordo del buque escuela “Viet Nam Heroico” fue desenrolado y dado de baja sin muchas explicaciones, las que nadie solicita tampoco. Hablo del año 72 ó 73, así que pueden calcular desde cuando a este individuo comenzaron a fabricarle una historia.
Luego de su baja perdimos contacto con este individuo, sin embargo, en mis continuos viajes por el puerto de Varna en Bulgaria, sabía de él por sus padres. El papá de Yndamiro usaba su nombre de guerra de cuando los inicios de la mal llamada “revolución”. En Varna era Julio Suárez, el representante de Navegación Mambisa o Consignataria Mambisa (no recuerdo exactamente), pero si recuerdo las pérdidas que le produjo a nuestro país su desconocimiento total de este giro marítimo, posición ocupada por su incondicionalidad al régimen.
Por allá por los ochenta me encontré con Yndamiro en la esquina de 21 y G en el Vedado, como en lo personal nunca había compartido con él, justifico que no se acordara de mí y fuera yo quien lo saludara. En realidad Yndamiro solo compartía con Eloy Paneque Blanco (alias Capitán Bayamo), pero me imagino que mi nombre deba sonarle, como el de Cebolla, Ríos, el Chino pata de cloche (otro segurozo) etc. En ese breve intercambio de palabras, me dijo que tenía una columna no recuerdo si en el periódico Trabajadores o en la revista Mar y Pesca, abuso de la memoria, pero fue en uno de esos órganos de prensa. Poco tiempo después comienza a producirse todo el escándalo que tomó rango internacional sobre su persona, Yndamiro era el líder del grupo disidente “Armonía” y entre otras cosas se le acusaba de pretender sacar al extranjero un libro escrito por él, algo así deba ser porque han pasado muchos años.
Aquí en Montreal traté en dos oportunidades de organizar a los cubanos, ambas fueron frustradas porque la mayoría de ellos eran “aseres”. Pues en la segunda y la que más arraigo logró en su corto tiempo de vida, propuse considerar a Yndamiro Restano como miembro de honor de ese grupo fundado inicialmente por marinos, y por su condición de supuesto “preso político y disidente” en Cuba. Créanme que me conmovieron oír las palabras de su padre y madre por “Radio Martí”, les aseguro que experimentarían lo mismo ante aquel llamado de piedad por su hijo, de un padre que incluso había sido combatiente y sabe Dios a cuántos mandaría al paredón o ajusticiaría con sus manos. Uno de los aseres se opuso a ello y no le pedí explicaciones por el carácter democrático del grupo, hoy al pasar los años pienso en eso, en fin, me desvinculé de todos esos aseres que llegan de la isla, de los ecobios, de los ambias culiñanes, y de los raros refugiados que luego viajan a La Habana sin dificultades.
De todos es conocida la noticia sobre la ola represiva desarrollada en estos momentos en la isla paraíso donde fui libre, y de la cual me largué al carajo saturado de tantas libertades. Pacíficos hombres cuyas únicas armas fueron al principio viejas Underwood de los cincuenta y sus palabras. Es lógico que con el tiempo se sustituyeran aquellas ancianas máquinas, con ayuda por supuesto y no hablemos de esto para no alargar el tema, porque al parecer solo a los cubanos está vedado ayudar y condenados al silencio, complicidad y olvido.
“Palabras” ¿Cuánto miedo a mostrado el régimen y su amo en más de cuarenta años? Ilimitado, sabe que viajan mucho más lejos que los misiles, es el mismo temor que han sentido todos los tiranos, como éste último que acaba de ser derrotado, asesino sin par, me equivoco, superado por uno capaz de fusilar a tres seres humanos por tratar de escapar de su paraíso. No he llegado a comprender esa enferma obsesión por mantener encerradas a sus ovejas.
¿Disidentes? Hay que tener valor, mucho, el suficiente para saber que se regresa de un momento a otro tras las rejas, no simples rejas. Valor para soportar la humillación de aquellos por los cuales desprecias tu libertad y la vida, por aquellos que se organizan dirigidos o espontáneamente para disfrutar cuando te saquean la casa y te secuestran por otro tiempo indefinido. ¿Disidentes? ¿Allí donde le hicieron tragar sus manuscritos a una mujer llamada Maria Elena Cruz Varela delante de su hija? Hay que tener cojones para serlo y los admiro, los respeto. Solo ellos sobrevivirán a la infamia que nos ha consumido, al temblor de nuestras piernas, a la inercia de levantar involuntariamente las manos, a la Monalisa sonrisa por lo que odiamos y a todas esas libertades de mierda por la cual abandoné mi tierra.
Hoy nos preocupamos por aquellos esbirros que se infiltraron en esas organizaciones por un salario, aquellos cumplían con un trabajo que consideran de “honor”. ¿Pero y éstos, los que desarrollan sus trabajos dentro del campo de sus enemigos? ¿Quiénes se acuerdan de ellos? ¿Están justificados porque vivimos en un país democrático? ¡Pero carajo despertemos! Desde aquí defienden esos fusilamientos y esas cadenas perpetuas que nunca conocieron nuestra historia. ¡Que los boten al carajo!
Y tú Yndamiro. ¿No vas a escribir algo?
Esteban Casañas Lostal.
Montreal.. Canadá
2003-04-12
[
Next Thread |
Previous Thread |
Next Message |
Previous Message
] |