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Date Posted: 27/01/09 14:15:36
Author: Rodrigo
Subject: Re: Viva la liberación para América Latina
In reply to: Luis - Madrid 's message, "Re: Viva la liberación para América Latina" on 26/01/09 8:03:27

Estimado Luis:

Le agradezco la prontitud de su respuesta. Usted apunta a algo esencial: la caridad si bien incluye lo material, abarca un aspecto mucho más amplio, cual es el de la acogida al prójimo. De ahí que en definitiva mi reclamo por el clasismo no sea tanto material, sino en relación al afecto y pertenencia de las personas dentro de la sociedad. Las diferencias materiales y de clase terminan reflejando "distintas dignidades" lo cual es lo más oprobioso y terrible de esta plaga que afecta a América Latina.

En ese sentido, yo quisiera a la Iglesia más combatiendo que potenciando ese problema, y tengo que decir que no encuentro tan inocentes e individuales las muestras del problema que estoy tratando de significar. No digo que sea una política general de la Iglesia, pero en la práctica, veo poca integración y mucha segregación, particularmente en cómo se construyen las distintas comunidades religiosas y cómo se distribuye, en la práctica también, la influencia católica en Chile. En Chile, Alberto Hurtado (hoy santo) y antes, el Cardenal Caro, y hace relativamente poco tiempo, el Cardenal Silva Henríquez fueron tratados de "curas rojos". ¿Su pecado? Pensan en el tema social en Chile y Latinoamérica y crear acciones concretas de caridad en favor de los desposeídos (Hurtado y Silva Henríquez hablaron además de justicia social).

Precisamente, aprovechando su explicación, mi queja esencial, aunque tal vez teñida de reclamos en relación a lo material de la caridad, es ésta: el problema de la Iglesia actual es ante todo la acogida al prójimo, especialmente al extraño, a la "oveja perdida", lo cual resulta paradójico observando las palabras de Jesús, respecto de la importancia de buscar al hermano perdido, incluso casi por sobre los que están en el rebaño.

Antes que nada una aclaración: mi pensamiento se dirije al hombre común, más que a los casos extremos. Evidentemente todos conocemos casos de hogares de religiosas encargadas de ancianitos, y bendito sea Dios por ellas. El problema es que el común de la gente no está en esa situación. Ni el común de los cristianos está desempeñando esas actividades. Y en términos de modernidad, la doctrina puede ser maravillosa -todas las doctrinas en el papel lo son, sino vea lo que prometían los totalitarismos del siglo XX-; pero donde se prueba la cosa es en la práctica, en la "realidad real".

Como dijo Jesús: ustedes son la sal del mundo. Pero si la sal pierde su sabor, para qué sirve?. Si esta sal no sirve ¡no advierto la diferencia con cualquier buena doctrina esotérica que promete la paz, el amor y la armonía en términos tan individuales como los relativos al pecado que usted me señala!

Desde ese punto de vista, salvo contados casos en contrario, lo que ocurre es esto: las iglesias se comportan como verdaderos clubes sociales, donde no entra nadie que no tenga determinadas características de "normalidad". El que está fuera de esa normalidad, a lo más es acogido con una palmadita comprensiva en el hombro. Pero no como hermano.

El problema es que el escéptico, el agnóstico, y en casos más extremos, el punk, el homosexual, el esotérico, el delincuente, y, retomando el hilo del foro, el pobre, no son solamente extraños: son seres humanos que necesitan acogida, afecto y comprensión (más incluso, que explicaciones acerca de lo que es o no dogma en la Iglesia, que es otra de las desviaciones que se advierten en esta materia).

Conozco a tanta gente tan valiosa, ejemplos de humanidad, de rectitud, de honestidad, que jamás pisarían una iglesia, porque probablemente un día lo hicieron y se encontraron con una comunidad o con un sacerdote aburguesados, instalados en el lugar común de una clase media que no tiene ningún interés en acoger los problemas y preocupaciones de gente distinta a ellos, particularmente pensando en la gente que lamentablemente no tuvo la suerte de nacer en familias funcionales y consolidadas. Para qué decir si el pobre tipo, buscando acogida, además comete el "error" de llegar con el pelo teñido de verde o aros en las narices. Nada que ver con ese Jesús acogedor con la prostituta, el cobrador de impuestos, el soldado romano, etc.

Estoy pensando en el habitante de las grandes urbes modernas, lejos de su familia y lugar de origen, desamparado frente al ritmo citadino y al bombardeo del consumo, probablemente también aislado de sus semejantes. El fenómeno de la soledad moderna, a eso me refiero. En mi caso personal, por ejemplo, tengo que decirle que le agradezco sus palabras en relación a mi fé. El problema de poner la fé en Jesús es que a Él no lo veo tan seguido como a sus seguidores...no se si me entiende.

Por eso, estimado Luis, no me compro tanto eso de que "Las fuerzas oscuras" están haciendo que la Iglesia vaya en retroceso. Yo creo que harta culpa tiene la propia Iglesia, que se ha convertido al cabo de siglos en un club de gente "normal". Y por normal, egoísta. Y que ha convertido la fuente de vida que era la palabra de Jesús, en un decálogo de dogmas, estudiables y aprendibles, pero que no transmiten vida.

Me he apartado un poco del tema del foro, pero estimo que tiene al final mucho que ver, pues el clasismo que detecto en la estructura de la iglesia es un reflejo de esa visión tan corta que aqueja a la mayoría de la Iglesia actual. Por alguna razón que desconozco, la iglesia en América Latina se ha enraizado en la clase media, que bien sabemos lo escasa que es en este continente. Y de ahí no sale, salvo para ejercer en las clases bajas esa caridad paternalista que es tan enemiga de la justicia. E incluso dentro de la clase media y de las ciudades, las preocupaciones y la soledad del hombre moderno parecieran estar fuera del evangelio y de las prédicas de los domingos...

No me extraña por lo mismo que el tema social se reduzca a levantar los hombros frente al tema de la pobreza: "siempre habrá pobres entre nosotros". Y no me extraña tampoco que por lo mismo proliferen las otras denominaciones cristianas, las otras religiones o sectas e incluso la diseminación del pensamiento esotérico tan común en la actualidad. Al menos, los esotéricos comprenden en su análisis los problemas de personalidad, que brillan por su ausencia en la espiritualidad católica -me refiero a lo que es accesible al común de la gente-

Disculpe que me alargue tanto. En síntesis, tengo la tentación de reducirlo todo a esta pregunta: Donde está el Dios todopoderoso, misericordioso y sublime en esta superestructura denominada Iglesia. Donde está para las prostitutas y los publicanos de hoy. Dónde está para los herejes de hoy, para todos aquellos necesitados de acogida, afecto y cariño que no encontraron nada en los templos católicos. Dónde...

Estimado Luis, le pido disculpas si la vehemencia de estas palabras ha terminado ofendiendo sus convicciones -no es la idea, por lo que le ofrezco mis disculpas si ello ha sucedido-; y le agradezco tanto la existencia de este foro -que tengo entendido, dice relación con el Padre Forlán- como su pronta respuesta. Al menos ello demuestra un interés en la suerte del prójimo que, créalo, lamentablemente no es tan común ni tan frecuente en nuestra Iglesia.

Le saluda muy cordialmente,

Rodrigo.

>Estimado Rodrigo,
>
>Si se lee con atención su mensaje es fácil destacar un
>hilo conductor común, los actos de las personas que
>nos llamamos cristianos y que no se corresponden con
>nuestras creencias.
>
>Es decir, los errores no son de la doctrina sino de
>nuestras obras. No conozco ninguna parte de nuestra fe
>se nos diga que:
>
>- No acojamos a los desamparados.
>- No admitamos en nuestros grupos a los que no
>pertencen a nuestro grupo social o económico.
>- No tratemos de reparar las injusticias.
>- etc.
>
>Todo lo contrario.
>
>Las principal causa de la presencia del mal en nuestro
>mundo es el pecado, pero no un pecado impersonal o
>social, sino el pecado personal de todos y cada uno de
>nosotros, que aferrados a nuestras miserias olvidamos
>la responsabilidad que tenemos con nuestros hermanos y
>que va mucho más allá de la ayuda material (aunque por
>supuesto la incluye).
>
>Pero es que esta radicalidad del evangelio es la que
>no vivimos y debieramos vivir.
>
>Sería conveniente que visitara un lugar en el que se
>practicara la caridad (amor) de forma radical, ya
>vería como la parte material, aunque indudablemente
>presente, no es ni de lejos lo más importante.
>
>Yo conozco algunas pequeñas congregaciones de monjitas
>que se dedican al servicio a los necesitados.
>Realmente a las personas que atienden no les falta de
>nada, a pesar de la humildad de sus recursos, y se les
>trata con un cariño, que ya quisieran muchos prodigar
>a sus familiares más cercanos.
>
>Nuestro Señor Jesucristo no terminó con el hambre en
>Judea, ni expulsó a los invasores romanos, ni curó a
>todos los enfermos, ni resucitó a todos los que
>murieron en aquellas fechas, pero pasó haciendo el
>bien y amándonos hasta el extremo de la cruz.
>
>Hermano, no pierda la Fe en Cristo, si pone la fe en
>las personas y en nuestros actos, no dude que más
>tarde o más temprano la fe quedará defraudada, pero si
>pone la Fe en Nuestro Señor, sabemos que Él nunca nos
>defraudará.
>
>Que Dios le bendiga,

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