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Date Posted: 20:38:47 07/02/04 Fri
Author: Eladio
Subject: Demonología, por Santiago Vázquez

Demonología


¿Existe el Diablo? Esta es la primera pregunta que debemos formularnos. La demonología es el estudio de todo lo concerniente al Diablo y sus demonios y su influencia en el mundo. Pero, insisto, ¿realmente existe?

La Iglesia Católica sostiene la existencia real de Satanás como dogma de fe. Asimismo, tanto la vertiente cristiana del protestantismo, así como otras confesiones dentro de la doctrina cristiana, el Islam, el Judaísmo y otros sistemas de creencias minoritarios defienden la absoluta realidad de la presencia del Diablo y sus demonios.
Conviene decir que la creencia en la existencia de Satán entró en el Judaísmo hacia el siglo IV-V a.C. por influencia del Mazdeísmo (Persia). La creencia judía en el Diablo procede, por tanto, de la religión persa. No es, por consiguiente, una creencia original del pueblo judío, sino que fue tomada, como he dicho, del Mazdeísmo.
Transcurrieron los siglos y las primitivas comunidades cristianas adoptaron para sí esta creencia, independientemente de que Jesús de Nazareth creyera o no en su existencia real. Es cierto que los textos neotestamentarios (del Nuevo Testamento) hacen referencia a Satanás y sus demonios de una forma específica, pero esto no significa que el propio Jesús predicara su absoluta realidad.
Para entender el problema –porque verdaderamente lo es- debemos situarnos en la mentalidad de la época. Jesús, como magnífico Maestro espiritual que era (al margen de si es Dios hecho hombre o no), se servía en sus predicaciones de metáforas, símbolos y arquetipos, como todos los grandes maestros. Hubiera sido muy difícil –por no decir imposible- extraer de aquellas mentes la idea de la creencia en la existencia de Satanás y sus demonios. Por tanto, lo que Jesús hizo -y es una opinión personal avalada por ciertas doctrinas iniciáticas- fue servirse de esa creencia para hacer entender a los seres humanos que el mal existe, representado, en este caso, en la figura del Diablo. Se trata, pues, de un arquetipo, el arquetipo del mal: Satanás.
El asunto es complejo, ya que, entre otras muchas cosas, está muy arraigado en nuestras mentalidades, ya sea por cultura, educación y tradición.

La existencia real del Diablo y sus demonios plantea una serie de problemas insalvables desde el punto de vista puramente filosófico e incluso teológico.

Por citar algunas de las objeciones que se pueden y se deben hacer para desestimar la existencia real de Satanás y sus ángeles caídos o demonios, resaltamos, entre otras, que todos los seres creados por Dios –me refiero ahora a las almas (principio inmaterial que anima y encarna en la materia)- lo han sido en igualdad de condiciones. Sería completamente injusto que el Creador hubiera creado a unos seres perfectos (los ángeles) y a otros repletos de defectos y miserias (los seres humanos). Creo que el razonamiento anteriormente expuesto es del todo lógico y que se cae por su propio peso. Dios es Justo y no obraría con equidad ni con justicia si hubiera creado a unos y a otros en completa desigualdad. De este razonamiento se desprende que todos los seres o almas creadas por Dios (encarnadas o no) lo han sido en igualdad, partiendo de un mismo punto, ya que siendo Dios infinitamente Justo (o la Justicia Absoluta) no puede cometer un acto a todas luces injusto. Todos hemos sido creados desde el principio y desde el mismo punto, en el mismo estado de ignorancia, y lo que actualmente somos (me refiero ahora a la evolución espiritual que hemos conseguido) lo hemos conquistado a través de las diversas existencias que cada uno de nosotros hemos tenido, como no podía ser de otra forma.
Quien hoy es un hombre virtuoso y lleno de bondad es porque a través de las vidas ha conseguido purificar su alma y ser lo que es. También encontramos el caso opuesto: el de aquellos seres llenos de maldad, odio, rencor y un largo rosario de vicios y maldades. Éstos últimos son almas desviadas del auténtico Camino, ese Sendero de Verdad que todos, algún día, alcanzaremos. El que es bueno lo es porque –con la ayuda de Dios- se lo ha ganado con esfuerzo y sufrimiento, y el que es malo lo es porque libremente y a través de sus existencias ha decidido libremente perseverar en el mal camino, y el resultado de esas malas obras es el tipo de persona que hoy es.
No podemos olvidar que todos los seres creados somos libres en nuestra evolución y que el Creador no fuerza a nadie a nada. Unos escogen el Buen Camino y otros el Malo, pero todos, algún día, llegaremos al mismo estado de perfección espiritual, unos antes y otros después, pero todos llegaremos; es cuestión de tiempo; de nosotros depende llegar antes o después.

Recapitulando. Que no hay ni ángeles (creados así, de un plumazo), ni demonios. Los espíritus que han llegado al máximo grado de desarrollo y de perfección posibles son lo que nosotros, los humanos, llamamos ángeles. Pero ese estado angélico ha sido conquistado por esos seres o almas con mucho esfuerzo, con mucha dedicación centrada en cultivar las cualidades del alma, y hoy son lo que son.
Lo que nosotros denominamos demonios son esas almas que se han obstinado en el mal, en los malos sentimientos y pensamientos, en las obras malignas, en los vicios más depravados, en la degeneración más absoluta... esos son los auténticos demonios. Son almas creadas por Dios –originariamente sencillas e ignorantes- pero que a través de las existencias y también en su estado de desencarnados se han obstinado en el mal, violando reiteradamente las Leyes de Dios, pero algún día aprenderán la lección y serán como todos los demás: almas destinadas a la perfección y a la felicidad eterna.

También se dice que Dios creó a las diferentes jerarquías angélicas para que le sirvan, le alaben y le glorifiquen... Por favor, seamos serios y no fabriquemos a un Dios narcisista y ególatra. ¿Necesita Dios crear a unos seres para que le alaben y glorifiquen continuamente?... Dios es Autosuficiente y no necesita en absoluto de ningún ser para Ser y Existir. Dios es quien es por sí mismo. Dios no necesita de alabanzas ni de glorificaciones. Otra cosa es que a Él le agrade que le alabemos, pero es prioritariamente por el bien que de estas alabanzas que algunos humanos le tributamos se desprende. El alabar, bendecir y glorificar a Dios es una forma de oración para los seres humanos, y resulta muy saludable y beneficiosa para la vida de nuestra alma, pero Dios no necesita de ellas en ningún caso.

Dios se sirve de todos para llevar a cabo sus planes, desde el espíritu más perfecto de la creación hasta del ser más mezquino y depravado de todos. El Gran Creador se sirve de todos nosotros, y de todo el mundo se puede aprender. Todos somos eslabones de una eterna cadena que es la Creación.

Otro argumento en contra de la existencia real de Satanás es que un espíritu es indivisible, no puede estar en más de un lugar en un mismo instante. Éste es un don que únicamente es aplicable a Dios, el Creador. Es el don de la ubicuidad.
Si Satanás, por poner un ejemplo, se encuentra tentando a un monje en el Monte Athos, en Grecia, no puede estar al mismo tiempo poseyendo el cuerpo de una adolescente en California, EEUU. La posibilidad de estar en más de un lugar al mismo tiempo sólo es atribuible al Creador. El Diablo, de existir, tan sólo podría actuar en un solo lugar, en unas únicas coordenadas espacio-temporales, lo demás va en contra del más elemental planteamiento lógico.

Y entre otras muchas objeciones y razonamientos, cabe destacar uno más: ¿Es posible que un ser espiritual de la categoría de Satanás en su estado angélico (como nos ha enseñado la tradición religiosa) se rebele contra Dios por soberbia?... Creo que este es uno de los puntos por donde más flaquea el dogma de su existencia real. ¿Cómo es posible que emerja la soberbia y el orgullo en un ser tan perfecto y elevado?... Si este hecho (los arrebatos de soberbia y orgullo) no se dan en los santos (que son, tan sólo, seres humanos), ¿cómo se va a dar en todo un ángel "perfecto" creado así por Dios? La posibilidad de la involución espiritual plantea una pregunta: ¿Es posible que un ser (se supone que muy cercano a la Divinidad) sea presa de la soberbia y se levante y rebele contra su Creador, siguiéndole a éste otros muchos ángeles que imitaron su comportamiento? ¿Es posible la involución espiritual? ¿Puede un espíritu degenerar, depravarse hasta ese punto, perder su estado de superior evolución?... Son preguntas que dejo aquí, para la reflexión de todos ustedes, pero que no resisten un mínimo análisis desde el ángulo de las Leyes que rigen la Creación. Todo espíritu siempre va hacia delante, evolucionando; nunca hacia atrás, nunca se involuciona.

Otro asunto es la existencia real de ciertos espíritus o almas que precisamente no tienen muy buenas intenciones y que trabajan en favor de lo que podríamos denominar “la oscuridad” o “las tinieblas”. Pero éstos, tan sólo, son almas que también han ocupado un cuerpo en la materia (en nuestro plano o en otros), aunque no necesariamente. Me consta, de muy buena tinta, que estos “seres oscuros” existen y que actúan para perdición espiritual de los seres humanos. Su fin y objetivo principales son no dejar que nos espiritualicemos, alejarnos de Dios, hacer que nos apeguemos a las cosas materiales para impedir así nuestra evolución espiritual, intentar que caigamos en la depravación, en la degeneración, en los malos sentimientos y pensamientos, incitarnos a llevar a cabo malas obras, etc. Quizás, a alguno de ustedes, mis comentarios le pueden parecer desproporcionados, pero les puedo asegurar que estos “seres oscuros” existen, y también les puedo asegurar que intentan llevar a cabo todo lo anteriormente dicho y aún muchas más cosas que, de ser permitidas por Dios, acabarían incluso con nuestra propia vida. Afortunadamente y en este punto, puedo hablarles a ustedes con conocimiento de causa en lo que respecta a la existencia real y a la actuación de estos seres oscuros.

Es muy importante recordar ahora que nunca debemos caer en la obsesión. No debemos en ningún caso obsesionarnos con la presencia de estas entidades. Simplemente hay que ser conscientes de su existencia y de su actuación, pero nunca debemos permitir que subyuguen nuestra mente. Hay personas (yo conozco a más de una) que viven en una constante “demonopatía”, en un constante demonocentrismo, basando su vida espiritual en la presencia de seres diabólicos y malignos. No, ese no es el camino. El camino es estar prevenidos y centrar nuestra vida interior en el Amor hacia todo lo creado. Se ha dicho que “la mejor forma de combatir a nuestros enemigos es conocerlos a fondo”, pero no debemos pasar el día entero pensando en ellos, porque si así lo hacemos les estamos dando una importancia, un relieve que no merecen y que además nos perjudica.

Por otra parte, ¿qué decir de las posesiones presuntamente diabólicas? Pues que el fenómeno de la posesión existe, que es muy infrecuente y que se ha producido en más de una ocasión. Ahora bien; que un ser espiritual de la oscuridad pueda apoderarse del cuerpo de un ser humano es una realidad, pero ¿quién posee? ¿El Demonio? ¿Un demonio? ¿Un espíritu desencarnado? ¿Qué clase de ser espiritual posee al vivo?
En mi opinión, considero que en ocasiones muy puntuales un espíritu puede apoderarse del cuerpo de un ser humano, pero en ningún caso se trata del Demonio ni de un demonio (en el sentido teológico de la expresión). Son, tan sólo y habitualmente, almas de personas que han tenido una existencia terrenal y que se resisten a abandonar nuestra dimensión, o las denominadas "formas-pensamiento". Habría mucho que hablar de semejante fenómeno, pero no es éste ahora nuestro cometido. Mi intención ha sido hacer una introducción al tema que nos ocupa: el estudio de la Demonología.

Centren ustedes sus esperanzas y su amor en Dios (que nunca nos abandona) y olvídense de tantos demonios, exorcismos y posesiones diabólicas, porque los verdaderos “demonios” los llevamos cada uno de nosotros dentro de nuestro corazón: en el alma. Son esos “demonios interiores” que a todos nos acompañan a lo largo de nuestra vida, son nuestros defectos, nuestros vicios, nuestras malas inclinaciones... Trabajemos para exorcizar esos demonios y dejemos a un lado a Satanás y sus secuaces que ni siquiera existen. Que Dios les proteja de todo mal.
Un afectuoso saludo,

Santiago Vázquez


A continuación, pongo a su disposición una relación bibliográfica referente al tema de la Demonología. Por favor, antes de hacerse con uno de los libros que a continuación expongo, examinen bien su contenido. Existen algunos libros de esta temática que pueden herir la sensibilidad del lector si éste posee una sensibilidad especial. Sean prudentes.


- “Daemoniacum” (Tratado de Demonología). Su autor es José A. Fortea. Ediciones Belacqua. (Se trata de la obra sobre demonología más reciente)

- “Tratado de demonología”. Escrito por Paolo Calliari. La versión original en italiano de “Trattato di demonologia” aparece en Vigodarzere, 1992

- “Angeli e demoni” (Ángeles y demonios), Benito Marconcini, Bolonia, Dehoniane, 1991

- “Breviloquio”, Duns Scoto (Esta obra contiene comentarios diversos sobre demonología, si bien no está dedicada exclusivamente al tema referido)

- “El Diablo”, escrito por Corrado Balducci, Santa Fe de Bogotá, San Pablo,1994

- “Mística ciudad de Dios”, de sor María de Jesús Agreda, Madrid, Fareso, 1982 (en esta perla de la espiritualidad cristiana hay referencias al asunto de la demonología que pueden arrojar un poco más de luz acerca del tema)

- “Dios y su obra”, de Antonio Royo Marín O. P.

- “Príncipe de las tinieblas”, de Jeffrey Burton Rusell, Cornell University Press, Nueva York, 1988

- “Las sectas satánicas”, de Pilar Salarrullana, Temas de Hoy

- “El síndrome del maligno”, de Manuel Carballal y Gabriel Carrión

- “Disquisitionum Magicarum libri sex”, Martín del Río (considerado como el mejor libro sobre el tema de la posesión y exorcismo por san Alfonso María de Ligorio)

- “El Diablo” (The Devil), de Richard Woods, Illinois, The Thomas More Press, 1973


- Sobre el fenómeno de las posesiones podemos citar, entre otros:

. “Les Poseedse de Loudum et Urbain Grandier”, de I Berttrand, París, 1908

. « Los demonios de Loudum », de A. Huxley, Barcelona, Planeta, 1972

. “True and False Possesion”, de J. Lhermitte, Nueva York, Hawthorne Books, 1963

. “Proceso a las posesiones y exorcismos”, de J.B.Cortés y F.M.Gatti, Madrid, Paulinas, 1978


- Algunas obras que consideran al Diablo como una simple personificación del mal y que niegan su existencia real son, por ejemplo:

. “La liquidación del Diablo”, de H. Hagg, 1976

. “La muerte de Satanás”, de H. Kelly, 1969

. “La creencia en el Diablo”, de K. Ellinger, 1976

. “El Diablo es mi amigo”, de G. Franzoni, 1986


- En cuanto a la distinción entre enfermedad psíquica y posesión, encontramos:

. “Una Historia del Diablo”, de Gerald Messadié, Nueva York, Kodansha International, 1996

. “¿Acción diabólica o enfermedad?”, de José Tonquedec, Madrid, Razón y Fe, 1948 (muy difícil de encontrar)


Otras obras de interés:

- “Teología de la perfección cristiana”, de O.P. Royo Marín, Madrid, BAC, 1955

- “Teología dogmática”, de Michael Schmaus, Madrid, Rialp, 1961

- “Posesión”, de Thomas B. Allen, Barcelona, Grijalbo, 1994 (historia real de una posesión en el siglo XX) Obra muy recomendada.

- “El Diablo. Sus palabras y sus actos en dos endemoniados Illfurt (Alsacia), según documentos históricos (Turín, 1935)”, del Padre Sutter

- “Los Endemoniados”, de Corrado Balducci, Alcoy, Marfil, 1965

- “Evidencia de Satán en el mundo moderno”, de L. Cristiani, Nueva York, Macmillan, 1962

- “Un esorcista racconta”, de Gabriele Amorth

- “La posesión diabólica”, de Corrado Balducci, Barcelona, Martínez Roca, 1976


ADVERTENCIA: En palabras de los propios especialistas en esta materia, se recomienda no sumergirse demasiado en el estudio de la Demonología. El profundizar en exceso en el tema, puede acarrear ciertos trastornos en el sujeto, dependiendo de su grado de impresionabilidad, capacidad de sugestión y sensibilidad.
Les ofrecemos a ustedes esta relación bibliográfica debido, en primer lugar, a las peticiones recibidas y, en segundo lugar, con el objeto de que los interesados puedan conocer, al menos someramente, qué es la Demonología. Les deseo que saquen lo mejor de cada libro y que lleguen a sus propias conclusiones pero sin llegar a la obsesión. Feliz lectura.

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