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Date Posted: 18:53:45 08/14/04 Sat
Author: lando
Subject: LA ACCIÓN DEL DIABLO EN EL HOMBRE ACTUAL (I)

LA ACCIÓN DEL DIABLO EN EL HOMBRE ACTUAL
Fuente:http://www.terra.es/personal2/rafa-man/acciondiablo.htm


N. del traductor. La conferencia está transcrita literalmente, sin retocar nada de expresión original del autor, que la impartió de forma coloqial y entendible a todos los niveles. Así mismo se ha traducido al castellano la parte final del coloquio por utilizarse aquel día la lengua catalana en unas preguntas por parte de algún oyente.
Conferencia pronunciada por el Rev. P. Francisco de Paula Solá S.J. Profesor de Teología, doctor en Filosofía, y en Teología, miembro de la Academia Pontificia Mariológica de Roma, socio fundador y miembro de honor de la Sociedad Mariológica Española, de la Iberoamericana de Sociología y de la Internacional de Papirología, especialista en demología y exorcista de la Diócesis de Barcelona.

En primer lugar saludos a todos. Ante todo gracias por invitarme, y aunque sean pocos no importa. Lo que importa es que la doctrina auténtica y verdadera de la Iglesia se vaya conservando, primero conociéndola bien, y segundo conservándola. Como ha dicho muy bien D. Jaime la doctrina o teoría sobre el diablo es hoy día muy combatida. Y hay opiniones antagónicas, unos que la niegan, otros que la afirman. Los que la niegan, simplemente rechazan al diablo, y explican los milagros del Evangelio solamente como si fuesen actos o casos de enfermedades: histeria, epilepsia, cosas parecidas, o bien simplemente se ha llegado a un extremo tal de esta tesis bíblica que prácticamente se niega lo que dicen los Evangelios como cosa histórica y acuden a los sistemas históricos de los semitas de aquella época. Evidentemente que si hiciéramos caso de esto ni siquiera probaríamos la Divinidad de Jesucristo. Solamente les contaré una anécdota que indica lo que ocurre:
Cuando el Papa Pablo VI habló sobre el demonio, que dijo que el humo del diablo había entrado en la Iglesia, este espíritu maligno, personal, etc, hubo muchos católicos que se pusieron en guardia y dijeron que esto era una exageración, que no podía ser. Y un día que fui yo a cenar a la Facultad de Teología, había 4 que estaban allí sentados, y al pasar yo me dijeron: "Oiga Padre, Vd. que es profesor de teología, qué dice de eso del demonio" De los 4 uno era profesor de Sagrada Escritura, dos de teología y el cuarto no lo recuerdo. Yo les dije: "Pues miren, que es doctrina de Fe". Y el profesor de Sagrada Escritura me dice: "¿doctrina de Fe?, y ¿cómo lo prueba?". El quería que yo le arguyese con la Escritura. Yo no quise discutir y dije: "pues mire, porque es de Fe según el Concilio Lateranense IV, que lo pone como dogma de Fe". Y me responde enseguida: "Oh, aquello era contra los maniqueos..." Me tiene sin cuidado que fuere contra los maniqueos o que fuese contra quien fuese, el hecho es que allí se definía como dogma de Fe. Iba arguyendo en el tema de esa forma, y no nos entendíamos, y se escabullía como podía. Y al fin yo, para cortar, dije: "mire, en la Escritura está bien claro la existencia del diablo". Y me dice él: "Sí, todos recuerdan, ya sabe Vd., lo que dijo Jesús a San Pedro: Apártate de Mí, satanás, pero yo decía que las palabras del demonio, satanás, eran en sentido figurado, y no en sentido propio". Yo le contesté así: "¿Vd., profesor de Sagrada Escritura, a mí, profesor de teología, arguye de esta manera? Pues le diré que si yo interpretase la Escritura como la interpretan vdes., apostataría inmediatamente de la Iglesia Católica, porque está más clara en la Escritura la existencia y actividad del demonio que la divinidad de Jesucristo." Y se callaron y no dijeron nada.
Otros, con la interpretación metafórica, aparente, o mítica, o lo que sea...
Otros diciendo que el demonio no es más que la personificación del mal, pero que como un ser o ente personal no existe.
Otros lo callan simplemente.
Y entretanto, mientras está pasando esto, nos vemos envueltos en un mundo diabólico. Esta es la realidad actual: ESTAMOS METIDOS DENTRO DE UN MUNDO DIABÓLICO.
Hace pocos días leía un artículo muy hermoso, muy bien hecho por cierto, de una persona muy entendida que hablaba del hundimiento del comunismo. Y hablando de esto -explicaba toda la historia- entre otras cosas decía lo siguiente: Ahora vivimos en un mundo en el cual Dios ha muerto. Hacía una alusión a aquello que decía Robinson, el anglicano, que decía la muerte de Dios, que el mundo científico ya no necesita de Dios, todo lo explica por los hechos naturales, por lo tanto Dios no es necesario: ha muerto Dios.
Ahora en otro sentido. Ahora Dios ha muerto, es decir, que ya nadie hace caso de Dios. Solamente nos queda un Cristo, pero este Cristo ni es Dios. No es más que un guerillero, o uno que va detrás de los pobres y los necesitados, aludiendo a la teología de la liberación. Creo que daba en el clavo ese señor, acertaba mucho.
Esto no quiere decir que estemos tan mal que la Iglesia se hunde. No, la Igleasia no se hundirá, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Por consiguiente esto no nos ha de asustar. Pero sí que estamos metidos dentro de este mundo diabólico. Todo el mundo habla, unos a favor otros en contra del diablo sin saber exactamente qué es el diablo. Tengamos en cuenta una cosa, que se la digo yo siempre a esos científicos y a esos sres. cuando quieren discutir estas cuestiones: Del demonio o de los ángeles no podemos hablar ni saber nada si no es por revelación o por experiencia. Esto se lo dije a un Sr. de TV en un programa en que él dijo, hablando de otro tema -de los ovnis y demás- que ya esto la ciencia lo da como cosa cierta y es cierto y evidentemente cierto que hay otros mundos habitados. Y me aproveché de esto, y cuando hablé del demonio dije: Aquí se dijo que la ciencia daba como seguro que hay otros mundos habitados. La ciencia no lo puede decir porque de lo que hay en otros mundos no sabemos nada. Solo lo podemos saber por experiencia o por revelación, que Dios nos lo diga, o por experiencia, si vienen de allí o nos comunicamos con ellos, pero mientras no haya esto, como la vida es de Dios y Dios es el autor de la vida, si no es por revelación o experiencia no podemos decir que hay otros mundos habitados. ¿Que puede haber? Puede haber, sí, ya lo sé. Dios puede crear y poner la vida en muchos sitios, diferente a la nuestra. Por consiguiente la potencia de Dios es inagotable. Dios es omnipotente, y por tanto puede hacerlo, no cabe duda. Pero de aquí a decir que existe, ya es otra cuestión.
Lo mismo nos pasa con ángeles y demonios. ¿Que pueden existir? Sí, es evidente. Dios puede crear espíritus puros. Ha creado las almas, y las ha hecho para informarle un cuerpo, pero pueden vivir y viven separadas del cuerpo después de la muerte. Pues no hay ninguna dificultad que cree también espíritus buenos, porque Dios no los hará malos. Ahora, ¿es cierto que los ha creado? Sólo lo sabremos o por revelación o por experiencia. Y respecto de los ángeles y de los demonios, tenemos las dos cosas, y más de los demonios que de los ángeles tenemos conocimiento por revelación y por experiencia. De los ángeles es más difícil decir que tenemos experiencia; tenemos la revelación que Dios nos ha dado. Del demonio sí que tenemos experiencia, y aquí está el punto concreto y más interesante. Ya desde un principio adelanto, porque son los puntos céntricos y básicos del por qué Dios permite la existencia del demonio y la acción del demonio sobre nosotros, sobre los hombres. La existencia del demonio la quiso Dios, porque le creó: creó a los ángeles y los creó a todos buenos. De esos ángeles unos se hicieron malos porque quisieron, abusando de su libertad, o abusando del libre albedrío que Dios les había dado. Y a estos Dios les castigó, y son los demonios. Ahora, Dios podía haber hecho que esos demonios se quedaran en su infierno y allí encerrarles sin hacer daño a nadie, sin meterse con nadie. Pero no, permitió que atacasen al hombre. ¿Por qué? Son los misterios de Dios. Es el gran misterio. San Pablo llama a esto el misterio de la iniquidad. Cuando se trata de misterios no investiguemos el por qué de aquellos misterios, o porque Dios ha hecho esto. Dios es libre. Sabemos que todo lo ha hecho bien, por consiguiente si lo ha hecho así, si lo ha permitido así, por algo es.
Si no hubiera existido el demonio, si Dios no hubiera permitido que el demonio tentara a Eva, la primera mujer, quizás no existiría el mal que existe ahora. Pero veamos la otra parte. Hace pocos días hemos oído en la Semana Santa la angélica, que llaman, aquella oración que dice: "Oh feliz culpa de Adán que nos mereció tal y tan grande redentor". La Iglesia la llama feliz culpa. Si no hubiera habido el pecado de Adán, no hubiera habido Redentor. NO tandríamos a Cristo, no tendríamos a Dios hecho hombre, no tendríamos a la Virgen Santísima, nuestra Madre. ¿Estaríamos mejor o peor? No lo sabemos. La vida sería diferente, sería una cosa totalmente diferente, pero tengamos en cuenta una cosa -no exageremos, ¿eh?- no pensemos que si Adán y Eva no hubiesen pecado nadie se habría condenado. Si Adán y Eva no hubiesen pecado, si no hubiera existido el pecado original, lo que hubiera ocurrido sería simplemente que cada uno quedaría libre -porque Dios nos ha hecho libres a cada uno de nosotros- de corresponder a su gracia o rechazar su gracia. De modo que podría haber también entonces gente mala que empezase -no redundaría en toda la sociedad, pero sí que habría esto- y por de pronto no tendríamos las grandes ayudas de la gracia que tenemos por Jesucristo. De manera que si miramos el mal que Dios ha permitido ,miremos también el bien que nos ha dado. Y no echemos la culpa ni a Dios ni al diablo que también la tenemos nosotros mismos por no hacerle caso y rechazarle a él.
Y con esto entramos ya de lleno en la acción seria del diablo.
El diablo actúa de varias maneras.

Primero, la actuación general. Es esto que llamamos las TENTACIONES, la acción del diablo en sugerencias y demás. Estas sugerencias nos llegan ordinariamente a la gente como una cosa puramente personal. Las dificultades que uno siente para ejercitar la virtud, para dedicarse a Dios, entregarse a la oración, etc. Pero noten que estas dificultades, sean de tipo sexual o erótico, o sean de otro tipo, de ambición, de gloria, de soberbia,... todo esto no siempre es el diablo. Nosotros mismos, nuestra naturaleza caída. Este es el efecto del pecado original. La naturaleza caída ya tiene una mala inclinación. No echemos la culpa al diablo de todas las tentaciones personales. Yo les digo siempre a los niños y niñas cuando les explico el catecismo: todos tenemos un ángel custodio, esto es cierto. Es doctrina cierta en teología, casi diríamos de fe. No es seguro como de fe, pero sí que tenemos un ángel custodio todos y cada uno. Pero no tenemos un demonio custodio. Ya nos bastamos a nosostros mismos. Y les digo: el de al lado ya es un demonio para tí, y tu lo eres para él. Estás en clase y tú le haces hablar y él te hace hablar a tí. Y como esto otras cosas. El diablo ya lo tenemos nosotros mismos...
Pero aparte de esto existe el diablo que actúa de un modo más sutil y más profundo. Ahora sobretodo en nuestro tiempo es cuando podemos hablar más de esta acción diabólica, porque como hay los medios de comunicación que enseñan en un instante lo que ha pasado en la otra parte del mundo, que antes tal vez habríamos tardado un año, dos años en saberlo, y ahora lo sabemos en el mismo momento... le es muy fácil al demonio el dominar todo el mundo. Con tener el cerebro de 2 ó 3 personas rige toda la humanidad. Y no dudemos que hay unas posesiones diabólicas que son intelectuales. Y estas son las peores. Como he dicho el demonio actúa de varias maneras. Esta POSESION INTELECTUAL es una posesión que no se ve, porque no actúa de una manera espectacular. Ahí se ve un hombre frío, un hombre calculador, un hombre de talento, un hombre que piensa, un hombre que planea, y éste hace un plan para toda la humanidad, o para una nación, o para una sociedad, para un grupo, lo que sea, pero generalmente en orden internacional, y así se explica que se empiece en un sitio una cosa cualquiera y al instante, al cabo de una semana, dos semanas, ya está por todo el mundo. ¿Cómo es posible que haya estos planes tan perfectos? Tienen, por ejemplo, el plan del comunismo. Si miramos el comunismo fríamente es un sistema tal que nadie lo aceptaría. Un plan tan titánico y tiránico como era, y sin embargo quién se quejó de la acción de Lenin, de la acción de Stalin y de esos grandes tiranos. Stalin dijo, por ejemplo, que la cuestión del campo, los quinquenios del campo, le costaron 30 millones de agricultores, el asesinato de 30 millones de agricultores porque no cumplían el trabajo que habían de hacer. Al que se oponía le mataban. Solamente de esto, sin contar otros muchos. Y sin embargo, nadie protestó jamás. Y si protestó fue contra las dictaduras de derechas. Y ya está, nada. Será ayudado y será protegido, precisamente. ¿Y saben por qué?. Porque era el único sistema que creía la masonería que podrían con él destruír a la Iglesia. Y cuando ahora ha visto que Rusia ya era una potencia peligrosa para todo el mundo, ahora ya no la necesitan, ahora ya les estorba.
El capitalismo ha sabido absorber en un culto máximo, como suele decirse, el marxismo. Le ha tomado todo aquello que le convenía y ha evitado todo aquello que le convenía a los otros. Esto necesita, para llegar a esto, se necesita un cerebro que no es humano. Para poderlo hacer de la forma que se ha hecho y tan fríamente como se ha hecho.
Que dos o tres cerebros rijan todo el mundo de esta forma como se hace ahora, esto es algo totalmente diabólico, y ésta es la acción más importante y peor del diablo.
Luego hay las otras acciones: tenemos posesiones diabólicas, influencias diabólicas, etc. Y esto ya es de un tipo muy distinto. A la gente lo que le interesa mucho, porque es lo más llamativo, es la POSESIÓN DIABÓLICA. Y es lo que más se discute: ¿Hay verdaderamente posesiones diabólicas? ¿Es cierto que hay hombres endemoniados? Y aquí es donde están los parapsicólogos, los psicólogos, los llamémosles exorcistas, demoniólogos o como quieran llamarles.
La ciencia moderna tiene la tendencia de quererlo explicar todo por medios naturales. Como en realidad se ha llegado a un dominio de la ciencia extraordinario se ha llegado hasta lo que jamás se habría podido soñar, ya que se creen que todo son misterios de la naturaleza. Y lo que ahora nosostros hacemos y los antiguos no lo habrían sabido explicar, aquello lo habrían tenido como un milagro y nosotros lo estamos haciendo. Bueno, es verdad. Pero también hemos de mirar las cosas cómo las hacemos nosotros y cómo las hacen cuando hacen un milagro. Hoy día puede haber la medicina, la cirugía, procedimientos de curar enfermedades que antes se creía que eran incurables. ¿Cómo las curan?. A base de unas medicinas determinadas, a base de una serie de operaciones, etc, dietas, tratamientos y demás. Cuando vemos que solamente falta ver a la vecina, la han sentenciado y se le cierra todo, y lo tiene todo curado, decimos: Qué ha hecho ese señor, ese médico... Es que tenemos unos poderes... ¿Cómo es que tenemos esos poderes? De hecho ha pasado así. Uno que tiene un poder extraño, ese poder ¿es humano, divino o diabólico? ¿Era un poder natural o sobrenatural? Ahora nos encontramos con esa dificultad: que la ciencia, como ve que va progresando mucho, a veces querría encontrar ese secreto de poder usar ese magnetismo que tenemos, lo que sea, y aplicarlo en estos casos. ¿Podrá ser? Entretanto no existe, y si esto lo hago invocando el nombre de Dios, o el nombre de Jesús, o el nombre de María, no aplicando mi fuerza como dicen, es el caso de los milagros.
En la parte contraria tenemos lo del diablo. El diablo cuando posee a una persona, la posesión diabólica, actúa como si dijéramos algo así -no exactamente igual ni mucho menos- como el alma dentro del cuerpo. Algo así; no exactamente igual, no. Podríamos casi decir mejor como una corriente eléctrica en una bombilla o en un motor. Es ajeno a aquel motor, pero el motor se pone en marcha.
El demonio cuando ocupa a una persona hace lo mismo. Se posee de aquella persona, no le puede hacer tener mala voluntad, no ejerce poder ni sobre la inteligencia, en el sentido de hacerle hacer lo que él no quisiera, ni de la voluntad de hacerle desear o querer una cosa contraria. Si actúa, actúa él directamente moviendo a la persona como si fuese una marioneta. De suerte que es una de las maneras para conocer si hay o no verdadera posesión diabólica. Una de las maneras -no la única ni mucho menos, hay que poner varias- es si el sujeto se da cuenta o no se da cuenta. Un endemoniado hace cosas muy raras, hace cosas rarísimas y no se da cuenta. Por ejemplo un endemoniado hace cosas y viene una persona, y aquel endemoniado de aquella persona: tú eres fulano de tal, y tú has hecho esto, y esto, y esto... y aquella persona se escapa corriendo. Me descubrió todos los secretos suyos. Después le pregunté cuando se le había pasado el demonio, pues va intermitente, le pregunté cuando ya estaba tranquilo de aquella persona.
-¿Tú conoces a Fulano de tal?
-No, ¿quién es?
-Si hace un rato ha estado aquí.
-No, no sé quién es.
No sabe nada absolutamente. Ni de lo que ha hecho, ni de los que le han visitado, ni de nada. Porque él no ha actuado. El ha estado, como si dijéramos, en estado de coma, y el diablo lo ha hecho volver y el que hablaba no era aquella persona, sino que era el diablo. Y el que veía, y decía cosas, y se movía era el diablo que es el que le movía. Y por eso se tiran por el suelo, se echan hacia abajo de cabeza y no se harán daño, no les pasará nada, subirán por la pared tranquilamente, y por el techo cabeza abajo y no les ocurre nada y no necesitan nada para adherirse ni para cogerse, sino que suben caminando comio quien camina por el suelo, caminan por la pared, dan vueltas por arriba, tan tranquilos...
Y ahora preguntamos: ¿esto se puede explicar por fenómenos parapsicológicos? Hasta ahora no se han dado estos casos. Casos de levitación sí., pero este es un caso que se explica perfectamente por falta de magnetismo. Se puede tener un dominio del magnetismo por razones normales de magnetismo, si no lo tuviésemos pues no lo usaríamos, no nos atreveríamos. Y si por esta fuerza uno puede llegar a dominar esto,no pesa y entonces con un dedo puede levantar a una persona, o aún ella misma comúnmente elevarse un poco más o menos.
Ahora bien, también podemos hacer una pregunta, que es interesante hacérsela. ¿Un psicólogo, un parapsicólogo, puede explicar esto? No, esto es una cosa natural. -¿Y no puede ser sobrenatural? ¿no lo puede haber colocado un demonio esto, sin que medie el ejercicio de ninguna fuerza, de magnetismos, de dominio de magnetismos? Por eso nos encontramos entonces en los casos difíciles, que cuando se da un caso de estos de rarezas hay que ver si tiene garantías de ser cosa diabólica. Otras veces está en el límite ¿pueden explicarse naturalmente? ¿no? ¿se requiere un impulso natural? Hay que saber distinguir.
Cuando encontramos el caso de una persona que hace cosas raras primero aplicamos los principios de la sana filosofía y la sana teología. Primero: EL HECHO. ¿Es verdad? ¿han ocurrido las cosas como se dice? Si las vemos no hay dificultad; las estamos viendo, el sujeto está allí dando vueltas, y haciendo cosas raras, subiendo por las paredes... ya lo estamos viendo.
Segundo: ARGUMENTO FILOSOFICO. ¿Esto se puede hacer naturalmente? ¿Puede hacerse con las fuerzas naturales? Esto nadie lo sabe hacer, quedar pegado a la pared, ir caminando por el techo, subirse y bajar... y que si lleva faldas las faldas no se le caen, y la cabellera no le cae sino que está como si anduviese derecho por el suelo... ¿esto se explica naturalmente? Es difícil de explicar y la mayoría de la gente ya lo ve que esto no se explica naturalmente. Entonces es sobrenatural. Si es sobrenatural es de Dios o del demonio, de uno de los dos.
¿Qué fines hay aquí? ¿qué se consigue con esto? ¿qué se puede pretender? Por los efectos se ve si es cosa de Dios o del demonio. Dios estas cosas no las hace sin más ni más. Estas tonterías, digámoslo así, Dios no las hace. De hecho no se sabe nunca de nadie que por milagro o así haya subido por las paredes. Que se haya caído y no se haya hecho daño, eso sí se sabe, pero subirse por las paredes de esa forma, no. Dios esas cosas no las hace. Hace cosas más serias. Entonces se ven los efectos. El efecto de esto tiene todas las trazas de ser diabólico. Si juntamente con estos accidentes espectaculares que son los que nos denotan que allí actúa un poder sobrenatural, no del orden natural, sea de Dios o del diablo, si se añaden otros fenómenos que nos demuestran claramente que aquello es diabólico, o que no es de Dios, es diabólico.
Hay sistemas muy sencillos que son indicios, les llamamos indicios, pero en realidad son argumentos. Por ejemplo, dentro de mi experiencia: Con dos botellitas de agua, una de agua bendita y otra sin bendecir, ante una persona, cuando está ella de espaldas que no me ve, echarle agua bendita y no se inmuta. Cuando está de cara le echo agua bendita y hace un gesto de rechazo. Después disimuladamente cambio la botella, le pongo la que no está bendecida, y otra vez lo mismo. Esto es una obsesión, una manía. Este se cree que está endemoniado y se pone nervioso cuando se ve que se le echa el agua bendita, y no sabe distinguir si está bendita o no está bendita. Y si está de espaldas, como no lo ve, no se mueve.
En cambio, si aquella persona está más o menos endemoniada cuando le echo el agua bendita enseguida se revuelve. Y si le echo el otra agua no se mueve. Porque ella nota el efecto del agua que sea o no sea bendecida. El agua ordinaria no hace ningún daño. Y si ella no lo ve y está de espaldas y se le echa agua bendita reacciona de esta manera. Y aunque no se le eche a la cabeza que lo note, sino que se le echa en el vestido que ella no lo note que le caen unas gotas, se revolverá igualmente.
Esto ya es un indicio. No lo tomaremos como un argumento, porque hemos de ir con mucho cuidado y ser muy exigentes. Por tanto exigiremos siempre que sean cosas de tipo espectacular, pero muy probado, y luego todo el conjunto de argumentos. Por ejemplo, si le ponen una medallita, y lo primero que hace es arrancarse la medalla, si le ponen un Santo Cristo por detrás de modo que no se dé cuenta y enseguida se revuelve,... Pero curiosamente si ella lleva una medalla puesta y el demonio se le mete, lo primero que hace es arrancarse la medalla y tirarla. Lo primero. De manera que hay una serie de indicios por los cuales se ve.
Pero después yo el argumento o el sistema que he empleado más, que es el medio que me parece más convincente,es el de hablar lenguas. Lo que llaman GLOSOLALIA; lenguas extrañas que no sepa la persona aquella, ni las pueda saber. Por ejemplo, me encontré una niña que no sabía más lengua que el castellano ni había oído hablar otra cosa; tenía 12 años, no había salido nunca de su pueblo, ni había oído nunca ninguna lengua más que la suya, castellano. Pues a ella le hablé catalán, y sí, una conversación corriente, perfectamente, un catalán correctísimo, y la pronunciación y todo. La voz no era la suya: de hombre, sería un poco cavernosa, pero hablaba correctamente. Tuve una conversación. Le hablé en latín y lo mismo, correctamente, con toda perfección. Y así le hablé en griego, en griego clásico -yo lo estudié cuando era joven-, después en francés, en inglés, en alemán, italiano y como si nada, una conversación perfectísima. Mas el alemán y el inglés no la hablaba yo con perfección, y ella sí. Una conversación perfectísima, como si fuera nativa de Inglaterra o nativa de Alemania. Y después de esto, cuando volvía en sí, no sabía nada; ni lo que le había pasado, ni hablarle. Le hablaba en cualquiera de aquellas lenguas y no entendía nada. "¿Qué dice?, ¿qué dice?". Esto, para mí, es una prueba convincente. Además que son cosas que uno las ha de experimentar, porque no es lo mismo decirlo que pasarlo, hablar y ver que aquí el que habla no es aquella persona, sino que tiene una voz distinta, una voz más baja, una voz más profunda, cavernosa. No es la misma persona, por lo tanto uno se da cuenta de que allí hay algo. Aparte de la lengua que habla es la manera como ella se expresa.
En un caso en que explicaba yo esto me decía un parapsicólogo: "- Bueno, esto se puede dar. - A ver, ¿cómo lo explican esto en parapsicología?. -Mire sí, es difícil, es difícil, pero podría ser... qué se yo... una persona que tiene unas cualidades especiales, que pasa por delante de una casa que enseñan idiomas y se le quedan los idiomas." ¿Lo aceptará alguien, esto?
Otro me dijo. "Pues mire, puede ser muy bien que en sus antepasados hubiese uno que sabía muchas lenguas y un gen que ha heredado y tiene esto, el don de lenguas, digámoslo así."
¿Pero Ustedes se lo creen esto? ¿se lo pueden creer, esto?
Y otro, no hace mucho, en TV me decía: "Sí, sí, eso se puede dar, porque la glosolalia es a base de telepatía." Que no, y es verdad. La telepatía, solamente -si existe, si es verdadera, que también aquí hay mucha equivocación- lo único que comunica son imágenes o ideas, pero no palabras. Porque si yo ahora puedo aprender telepatía y me comunicase con una persona de Barcelona, por ejemplo, no le puedo hablar de modo que ella me oiga en Barcelona estando yo aquí. Yo le comentaré mi idea, lo que yo quiero decirle, por ejemplo murió fulano de tal, y el otro capta que murió fulano de tal. Ha captado la idea, y esa idea la ha captado ella en su lengua, la que quiera, no en la mía.
Segundo: no es lo mismo comunicar una idea o una imagen que tener una conversación. En los casos de hipnotismo se ha dado mucho eso que llaman glosolalia, pero es falso, no es glosolalia. Ya fue muy típico al principio que se descubrió la terapéutica (llamémosle así) de la hipnosis en Alemania, un hipnotizador hipnotizó a una chica de servicio, y ella en el sueño hipnótico, empezó a recitar unas cosas que nadie las entendía. No existían los magnetofones ni esas cosas, y buscaron rápidamente a ver quién podía descifrar aquello. Y un rabino dijo que era hebreo, era la Biblia. Ella recitaba trozos del libro del Exodo, pero sueltos: un trozo, un vacío, otro trozo, otro vacío, otro trozo. Se averiguó que aquella chica había sido criada, sirvienta en la casa de un rabino judío que durante la comida hacía que su hijo le leyese la Biblia en hebreo. La chica entraba y salía, y servía. Cuando estaba allí oía, y aquello se le quedaba grabado en la memoria. Aquí no es una glosolalia. Ella no hablaba hebreo, ella recitaba hebreo sin saber lo que decía, lo que sabía entonces. Todo lo que oímos más o menos se nos queda en la cabeza, más o menos. Y hay quien tiene más o menos memoria, depende de las células cerebrales, que unos tienen más y otros tienen menos, de ahí lo que llaman las memorias de gramófono, que oyen una cosa y se les queda grabado, sea lo que sea. Yo conocí un compañero mío que tenía una memoria fenomenal. Oía una cosa y se le quedaba, daba lo mismo lo que fuese y sin entenderlo. Lo que recuerdo, cuando éramos compañeros y estudiábamos griego, él no sabía todavía, no habíamos empezado a estudiarlo todavía, y él oyó a otro que estaba recitando un discurso griego de Demóstenes para después en público recitarlo. Al día siguiente o al cabo de dos días hubo un acto y aquel joven recitó el discurso de Demóstenes y se perdió, y él le apuntó y le dijo: "sigue así". El lo había oído, se le había quedado grabado oyéndolo una sola vez, sin saber lo que decía. Y cuando el otro se perdía, él le apuntaba, porque lo sabía mejor él que no el otro que lo había estudiado. Son memorias que llaman de gramófono, que quedan grabadas.
Esto le pasaba a esta chica y en el sueño hipnótico entonces sabía todo lo que ella había oído durante la comida. Pero esto no es lenguaje. Esto es recitar de memoria. No es la glosolalia. La glosolalia es hablar, y es lo que le dije yo a ese señor psicólogo, y él decía que no, que eso podía ser. El hablar es un discurso, y el discurso es personal, y esto yo no lo puedo comunicar. Yo puedo comunicar una idea, y obtengo respuesta, y esta respuesta la ha de dar él, él ha de pensar y decir sí o no. Yo no le puedo comunicar la respuesta en la lengua de modo que podamos tener una conversación y yo vaya hablando y él vaya respondiendo lo que yo le digo, no. El lenguaje es un ejercicio mental, un raciocinio, y el raciocinio es enteramente personal. No se puede comunicar por telepatía. Eso es para mí el caso más evidente, más claro de exorcismo para el exorcista. Para asegurarse el hacer esto, el hablar en una u otras lenguas que sepa el exorcista y que no sepa el otro, que siga la conversación, esta conversación ya no es de él, sino que es del diablo.
Ahora aquí viene una cuestión: ¿Por qué Dios permite esta existencia del diablo? Lo que hemos dicho al principio, aparte del misterio que es, y no hemos de pedir cuentas a Dios de lo que hace. Sabemos que lo que hace lo hace bien, por tanto no nos preocupemos, seamos buenos y no temamos a Dios, que Dios es mejor que nosotros, es más misericordioso y más bondadoso. Pero le permite eso para que se vea precisamente la eficacia de Dios y la existencia de Dios. Si cogemos la Biblia llama la atención, si uno reflexiona, ver que en las primeras páginas de la Biblia ya aparece el diablo. Dios crea a Adán en el Paraíso, crea a Eva, y aparece la serpiente que es el diablo, que tienta a Eva; sin más ni más. No ha hablado de la creación de los ángeles, ni de los demonios, ni nada de eso. Aparece aquello. Después se habla varias veces de los ángeles, más que de los demonios, en el Antiguo Testamento. No se da ni un solo caso en el Antiguo Testamento de una posesión diabólica. Se habla del diablo, sí, pero posesión diabólica, nada. Como si no hubiese. Llega el Nuevo Testamento, llega Jesucristo, y aparece enseguida toda cantidad de diablos, echando diablos por todas partes. Y no aquello que dicen ahora que se trataba de histéricos. No, porque Jesús les interrogaba, el demonio hablaba, el demonio salía refunfuñando, protestando, le preguntaba cómo se llamaba y él contestaba, etc. De modo que la realidad de aquellos exorcismos por parte de Jesús y de la posesión diabólica está bien probada por los Evangelios. ¿Por qué tantos diablos en aquella época? Yo creo que es por esto. Miren, los escribas y fariseos, los enemigos de Cristo, los rabinos de la época, cuando vieron que Jesús echaba demonios, le argüían así: "Tú eres Belcebú, el príncipe de los demonios. Nadie más que el príncipe de los demonios puede echar un demonio." En realidad el argumento era éste: "O eres Dios, o eres el diablo, el príncipe de los diablos, porque únicamente Dios -evidentemente que Dios puede echar a los demonios- y el príncipe de los demonios pueden echar a los demonios". Y Jesús les contesta: "Yo no soy Belcebú"

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